martes, octubre 04, 2005

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Que los días estén cambiando de color, de temperatura y se alarguen un poquito más es un plus para que al final el día quede en el paladar un gusto algo más grato.

Despacito, despacito estamos mutando y cambiando de piel, estamos entrando en los ojos y en los oídos por una vía que no precede necesariamente de tratamientos mentales, estamos mutando en algo que podría ser ligeramente bello.

Bajé, y empecé a buscar, a retorcerme tratando de dar con algo que estaba precisamente en el bolsillo izquierdo de tu pantalón y que justamente se quedó por efecto del olvido instalado en mi pelo. Nada tiene que ver con nada, ni una cosa con la otra, sólo pienso visualmente, a veces tratro de encerrar eso en una línea, la memoria es demasiado frágil, no la tenemos, olvidamos intencionalmente y por opción. Por eso ahora cuando los días duran unas horas más, tengo más tiempo para reirme y disfrutar con los poros abiertos en mi piel, porque aunque todos se esten yendo yo los estoy encerrando en un globo amarillo y los miro, porque estoy más en lo que no tengo, porque cuando he de tenerlo me voy.


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