viernes

En la mañana desperté con el sonido de la sirena de los bomberos, cuando volví a dormir un poquito, soñé que mientras estaba en un teminal un bus atropellaban tres veces a una anciana, volví a despertar con el sonido de una ambulancia que probablemente seguía al carro de los bomberos...
Los vidrios estaban empañados, pero aún así sabía que allá afuera, más afuera de mis sábanas hacía frio y estaba nublado. Mis ojos justo miraban el vaso de agua sobre el velador, en donde rebotaban los reflejos del vidrio, giro y choque con la pared.
El cojín tiene olor a bálsamo, mi pelo tiene olor a pelo sin lavar, la plata del gas no es plata para carretiar, eso no lo aprenderé jamás... y en el cajón de mi velador tengo guardado todo los secretos y los últimos chocolates que mi abuelo me regaló.